Extraído de la planta de cannabis, el cannabidiol (CBD) se distingue por su ausencia de efectos psicoactivos, a diferencia del tetrahidrocannabinol (THC), evitando así la sensación de intoxicación o "estar colocado".
Su reconocimiento ha crecido exponencialmente, atribuido a su efectividad en aliviar dolencias y promover la salud. Sin provocar euforia, este compuesto natural ofrece una variedad de beneficios: desde mitigar el dolor y la inflamación, lo cual lo hace invaluable para quienes padecen de artritis o dolor persistente, hasta el control de convulsiones en pacientes epilépticos, lo que ha motivado su inclusión en tratamientos aprobados por la FDA.
El espectro de acción del CBD abarca también el ámbito psicológico, mostrándose como un potencial tratamiento para la ansiedad y la depresión gracias a sus propiedades ansiolíticas y antidepresivas. Este compuesto mejora no solo el estado de ánimo sino también la calidad del sueño, ofreciendo un recurso natural para combatir el insomnio y fomentar un descanso reparador.