Una vez cosechados, los cogollos de marihuana pasan por un proceso de secado para eliminar la mayor parte de su humedad. Este proceso, además de concentrar su aroma, hace que se conserven durante más tiempo y mantengan su calidad.
Pero ojo: eso no significa que puedas almacenar tus cogollos de cualquier manera.
Aunque estén secas, las flores del cannabis siguen degradándose poco a poco, y las sustancias que las componen (incluida la preciada resina) se van oxidando al contacto con el aire.
Si no los guardas de la manera adecuada, los cogollos de marihuana pueden sufrir estos cambios:
- Degradación de cannabinoides: la exposición al oxígeno, el calor y la luz ultravioleta "descomponen" los cannabinoides que contiene el cogollo. Esto afecta también a las propiedades terapéuticas del CBD.
- Pérdida de aromas: a la vez que los cannabinoides se oxidan, los terpenos (hidrocarburos orgánicos que les dan a las flores su perfume característico) se secan. Esto significa que al quemar los cogollos obtendrás un humo con mal olor.
Estos procesos son normales y (por desgracia), inevitables.
Pero sí que podemos retrasarlos todo lo posible y lograr que nuestros cogollos mantengan su calidad durante mucho, mucho tiempo. ;)
Y el primer paso es almacenarlos en el lugar adecuado.
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