Las plantas dependen de las horas de luz que van recibiendo para desarrollarse y pasar de una fase a otra.
- Más horas de luz (primavera) = crece.
- Menos horas de luz (cuando inicia el verano) = florece.
Si estás cultivando en exterior, no puedes influir mucho en este factor, ya que dependerás del clima. Si estás cultivando en interior, la fase de floración dura aproximadamente 20 a 25 días, con 18 horas de luz y 6 horas de oscuridad.
Cuando las plantas empiezan esta fase, debes tener especial cuidado de identificar las plantas macho (si no has utilizado semillas feminizadas). Si detectas alguna, elimínala del cultivo antes de que germine a las plantas hembra.
Una vez que la planta ha florecido, empieza la etapa de engorde.
Recuerda que la naturaleza las ha creado para polinizar, así que el objetivo de estos cogollos es hacerse grandes y notorios para recibir el polen. ;)
Es aquí cuando debes tener en cuenta que la planta empieza a nutrirse más, y que debes aportarle un buen abono y muchos nutrientes para potenciar este crecimiento. Este abono (que puede ser natural o químico, según prefieras) lo empezarás a aplicar más o menos al mes de empezarse a producir las primeras flores.
Durante este periodo observarás que los pistilos de las flores nuevas son blancos y que, con el tiempo, se van poniendo de color naranja o marrón. Cuando veas que todas se empezaron a poner de este color, debes parar con el abono y limitarte solo al riego durante unas dos semanas.
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